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¿Qué ha estado haciendo Fito Páez, uno de los pilares del Rock en español, en esta pandemia? Trabajar. El legendario artista no ha dejado de trabajar. Y Cuando se le sugiere la idea de un descanso durante una llamada telefónica, él responde con una carcajada. Nos habla desde una zona rural de Argentina en donde está trabajando en su próximo álbum—el vigésimo quinto.
“¿Para qué [descansar]?” -nos dice. “Mientras uno se divierta y ocupe el tiempo en estos periodos tan extraños de pandemia, es muy saludable esa elección. ”
Podría ser esa ética de trabajo la que ha hecho que el influyente cantante y compositor argentino tenga más de 3.5 millones de álbumes vendidos alrededor del mundo, cuatro décadas creando música, y que haya creado más de treinta álbumes. En el 2013, el super-músico lanzó tres álbumes en el mismo año.
Su álbum más reciente, “La Conquista del Espacio,” es una fusión de rock/pop con arreglos orquestales extraordinarios, y con un toque de cumbia. El cuenta que este álbum le brindó la oportunidad de revisar y actualizar los sonidos que le da forma a su música.
Atrás ha quedado el argentino de pelo largo rizado que inició su trayectoria con un teclado, y que formó parte de la de la Trova Rosarina de los años 80. Ahora, Páez es una leyenda del pop Latino. Una buena parte de su éxito lo ha logrado experimentando con el pop, sintetizadores, y otros sonidos Latinos, además de otras influencias.
“La Conquista del Espacio” es prueba de ello. De una u otra forma, Fito Páez ha hecho nombre y continúa siendo reconocido como uno de los grandes del Rock. En el 2020, “La Conquista del Espacio” recibió un Latin GRAMMY a la Mejor Canción Pop/Rock por la cancion "La Canción De Las Bestias." El año pasado vio su segunda nominación al GRAMMY, la primera en 20 años, por la categoría de Mejor Álbum Rock Latino, Urbano o Alternativo.
En celebración a su segunda nominación al GRAMMY y su larga trayectoria, Fito Páez se dio a la tarea de escuchar de nuevo varios álbumes de su catálogo para GRAMMY.com, y dio más detalles respecto a su crecimiento cómo músico, así como el significado y la influencia detrás de varios de sus álbumes.
Esta entrevista ha sido editada y condensada para mayor claridad.
Empecemos con “Del 63,” tu primer álbum como solista. ¿Por qué decidiste lanzarte solo?
Yo venía de ser parte del grupo de Juan Carlos Baglietto y de un movimiento que se llamó La Trova Rosarina. Yo era el pianista de Juan Carlos, cuando se decidió venir de Rosario a Buenos Aires. Desde que cumplí los 15 años yo tenía mis grupos mientras tocaba con Juan Carlos en su grupo. Así surgieron Staff, El Banquete, e inmediatamente llegó Lo de Juan. Lo de Juan fue un fenómeno popular importantísimo de Argentina.
En cierto momento, uno de los productores de la EMI Odeón de esos años en Argentina, Jorge Fortunato, me propone hacer una carrera como solista. Yo pensé que me estaba tomando el pelo. Yo tenía 19 años, imagínate. Así que acepté inmediatamente.
Allí conozco a Charly García en persona. Aunque ya conocía su obra, no lo conocía personalmente. Me quedo como en shock porque Charly me convoca para tocar teclados en un álbum de él. Fue una presentación en vivo del álbum “Modern Clix.” Ahí recibo una inyección de música, de modernidad, de tradición, de trabajo de escenario serio.
Yo creo que “Del 63” es un álbum fallido en muchos sentidos, pero por otro lado es el álbum que me dispara hacía lo que realmente quería hacer, que en ese momento era parecerme mucho a Charly e investigar sonidos que yo no tenía trabajados dentro de un estudio. El uso de la batería tocada de determinada manera, o del bajo, o la guitarra, en fin, empezaba a investigar otros mundos.
La canción “Del Sesenta Y Tres” contiene letras de tono político, se menciona la guerra de Vietnam, y nombras a Antonio Carlos Jobim. Al escuchar esta canción años después, ¿qué te hace pensar?
Me da mucha ternura y pienso que todo eso es real. De alguna forma es una suerte de aquí estoy. I’m here, I'm Fito Páez, I'm from Rosario, I'm from Argentina, I have all of those influences in my life. Es una canción fundamental, como decís, sobre eso basaste tu vida, buenas noches, aquí estoy. Sí, habían matado a [John] Lennon hacía muy poquito tiempo, mi padre me ponía a Antonio Carlos Jobim cuando yo era niño y Jobim se convierte en uno de mis músicos de cabecera.
Sí, estaban asesinando a Kennedy, pero la canción estaba en coyuntura. Y por otro lado no te olvides que estaba llegando la primavera Alfonsinista, como se le dijo aquí, es decir, la democracia a la Argentina después de tantos años de dictadura militar; por eso la canción hace ese llamado final a todos, "Vamos a intentar mejorar el mundo, porque el banquete está listo.” Así que hay algo nostálgico, hay algo de afirmación, de aquí estamos; y también hay algo de positivismo, hacia adelante.
En la portada de ese álbum tienes el pelo largo, ¿Eso ya no es lo tuyo?
[Ríe] No, me lo corté en el ‘96. En realidad, el pelo largo era por rebeldía, porque me decían que no, Jennifer, ¿entendés? No me dejaban tener el pelo largo. Cuando tuve la libertad dije, "Bueno, ahora me lo dejo largo y no me lo corto mas.” Hasta que la vida me puso en mi lugar y después de gastar infinidad de dinero en champú y crema de enjuague. También llegó Cecilia Roth —que fue mi mujer en aquellos años— a desenredarme la vida. Eso también hizo que me cortara el pelo.
En el ‘87 sale Ciudad de Pobres Corazones. Lo hiciste después del asesinato de tu abuela y de tu tía, y fue un album difícil para ti, en lo personal. ¿Qué significa para ti poder hacer música para procesar momentos difíciles como esos?
Es todo, digamos, porque en un sentido la música es un lenguaje y muchas veces lo que te pasa en la vida se transforma en el laboratorio donde vas a realizar gran parte de tu obra. La música en ese sentido ha sido un instrumento, un universo, te diría.
Me ayudó a poder, yo digo, hacerte más fuerte, porque cuando uno cuenta o intenta abordar diferentes situaciones, de alguna forma estás drenando tu interior hacia afuera y la música te ayuda a manifestarlo. Hay una liberación permanente en ese sentido, estés contando el tema que estés contando. Siempre hay algo que te pasa adentro que tenés la necesidad de poder manifestarlo.
¿Cuál crees tú que fue tu crecimiento como cantautor en este álbum?
Ahí sí se produce algo, hay un quiebre allí, porque de alguna forma hay un, "No me importa nada." I don't care about anything. Hay algo de eso, pero a la vez en dominio del lenguaje. Me acuerdo, por ejemplo, en ese álbum hay una canción que se llama “Ambar Violeta,” que es como una pieza de Mozart, podría ser por un lado. Por otro lado, después están los experimentos un tanto más techno, la latin techno, como “A las Piedras de Belén.” También estaba llegando Prince a mi vida en esos años, y además, de alguna forma hubo una influencia fuerte de ese músico de excelencia, el señor [Rogers] Nelson. También el hecho de haber sido una víctima secundaria de una tragedia, también eso te obliga a tener que estar abierto, a meterte en terreno que no conocés y no tenerle miedo; e intentar expresarlo de forma no conocida para uno.
Temas como “Fuga en Tabú'', por ejemplo, que tiene ese final insólito, es una especie de techno reggae que termina con unos acordes como los de Joe Zawinul del Weather Report. En fin, hay una cantidad de mezclas ahí que yo sentí que di un paso muy adelante como músico, más que como songwriter.
Pasan los años, llegamos al ’92. Lanzas “El amor después del amor,” y según Apple Music vendiste más de 600,000 copias. Además este álbum se convirtió en un espectáculo con todos los asientos vendidos. Es decir, tuviste mucho éxito con este álbum. ¿Cómo te hizo sentir eso?
Sí, ese álbum vendió un millón y medio de copias en Argentina.
Son cifras grandes. Fue un gran éxito, ¿Cómo te sentiste?
Fue una locura, francamente. Fue uno de los momentos de máxima popularidad, el más grande, porque fue un periodo que duró. Primero fue “El amor después del amor” y luego “Circo Beat.” Fue una época muy brillante, para serte sincero, porque todas las cosas que hacía ya no las podías volver a hacer. Empezás a vivir más encerrado, perdés un poco el contacto con lo que era tu vida cotidiana, con la calle.
Te diría que me lo disfruté mucho en el sentido que ahí yo ya estoy maduro como músico y como artista como para poder brindar esos dos álbumes, y en ese sentido tener la libertad anterior y la curiosidad de seguir estudiando música, todo eso dio frutos en la anchura de los álbumes y en la reproducción en cada concierto de los álbumes.
En lo que fue la vida personal, me transformé de golpe como si fuera un Presidente. Me seguían los y las fans, parecía Carolina de Mónaco [rie]. ¡Me seguían hasta en la sopa!
¿Cuál fue la inspiración detrás del "El amor después del amor"?
Estaba terminando una relación de muchos años con Fabiana Cantilo, una gran cantante y compositora argentina, y hoy hermana del alma. Y a la vez iniciaba un vínculo con Cecilia Roth, con quien tuve un hijo, Martín, que ya tiene 21. Cecilia y yo estuvimos 11 años juntos. Estaba iniciando un vínculo que iba a ser muy importante, yo lo sabía.
Me parece que ese traspaso emocional de esa situación fue el motor que encendió todo, y por supuesto Cecilia, que por cierto tener cerca una persona como ella también fue muy importante, encendió la mecha.
Cuando hay una musa se activan muchos mecanismos de seducción en uno. Por suerte también se activaron los musicales y artísticos. Eso me parece que fue el motivo inspirador de todo el álbum, más el obvio crecimiento que yo también venía sintiendo como músico, como artista.
Había más información, estaba mejor procesada, yo tenía un manejo de estudio mucho más relajado, ya estaba con casi 28 años, y ya había producido un montón de discos. Todo eso fue destilándose en el álbum.
“El amor después del amor” te trajo éxito en los ‘90s, pero en el 2000 ganas tu primer Latin GRAMMY por la mejor canción, por “Al lado del camino.” ¿Fue este punto lo más grande de tu carrera?
No. Yo no creo mucho en los highlights; no existen esas cosas. Lo importante que tuvo ese álbum para mí fue haber conocido a Phil Ramone, uno de los productores musicales más grandes de la historia de la música, y fue un amigo entrañable. Fue uno de mis maestros y te diría que también me ayudó a ver cómo realmente funciona la figura de un productor, cuál es la tarea que realiza. Vi su corazón generoso, su investigación extra musical sobre lo que tenía que grabar. Recordemos que para ese álbum con Phil estuvimos casi mes y medio antes de entrar al estudio, yo yendo a New York, conociendo a su familia, y él haciendo lo mismo en Buenos Aires.
Phil era un hombre extremadamente curioso y muy cálido, él quería saber qué era el Peronismo, por ejemplo, una cosa muy difícil de explicar porque todavía, para los argentinos, sigue siendo un misterio. Quería conocer cosas para poder después tomar determinaciones sobre la música. Lo más hermoso de él que me sobretodo me llevo, es que era una persona encantadora y amorosa. Me acuerdo fue ver cómo un productor hace la tarea de productor. Lo único que tiene que hacer un productor, y eso lo vi claramente con él, es preparar el terreno para que el artista esté libre en el campo de batalla, absolutamente libre. Me enseñó la libertad, Phil, en un sentido. Ahí va mi recuerdo para Phil como uno de las grandes personas que pasaron por mi vida en la música.
Avancemos al 2007. Llega “Rodolfo,” ganas otro Latin GRAMMY. Este álbum lo cantas solo, con un piano a tu lado. ¿Por qué?
Te cuento, yo estaba terminando la edición de una comedia, mi segundo largometraje, ambientada en Rosario de los años ochentas. A toda velocidad, has visto una película en esos tiempos. Imagínate: tóxica y con mucho humor. Éramos todos jóvenes, había mucha música, y toda una explosión de color. La filmación y toda la aventura de la película fue una experiencia muy fuerte y cargada de personas y de vínculos.
Como soy Pisciano, supongo, naturalmente cuando terminaba de editar aquella explosión de música, de luces y de emociones, llegaba a mi casa después de largas sesiones de editar; aparte había compuesto la música también. Me sentaba al piano y tocaba, eso parecía calmarme de alguna forma. Más que calmarme, te diría que me volvía a encender, pero, mientras me salía, un poco como en El amor después del amor también. Mientras me salía de ¿De quién es el portaligas? Que es el título de la película, me metía en esta aventura de “Rodolfo,” que era muy austera y en blanco y negro Y mientras tanto la película era una épica ochentosa, a toda velocidad y de color. Creo que mi carácter pisciano siempre me ha permitido moverme en estos extremos.
¿Crees en la astrología?
Me divierte mucho, por supuesto que he leído el libro de Linda Goodman, se lo recomiendo a todos los que no lo hayan leído, que es una astróloga neoyorquina excelente.
Empezaste con el rock, pero has experimentado obviamente como en este álbum. ¿A ti nunca te molestó dejar el rock?
No, pero ¿sabes por qué? Porque estas cosas no se dejan. Yo nací en una casa de clase media baja, mi padre era un empleado municipal, en esa época, en los años ‘60, ‘70, digamos, la música popular del mundo, la que escuchaba mi padre que era un trabajador, era muy variopinta, en mi casa se escuchaban las orquestas de tango de [Aníbal] Troilo ... se escuchaban Mercedes Sosa, Burt Bacharach, Antonio Carlos Jobim; se escuchaba Jazz, a Oscar Peterson, a Friedrich Gulda. Se escuchaba de todo.
Mi padre me inyecta también esa libertad. El rock para mí es un género que disfruto mucho, pero no es lo único. Soy un hombre muy curioso y me gustan muchos tipos de música. Recuerdo cuando viajé a Cuba, tuve la posibilidad de descubrir cómo era el son cubano; aprender la clave, aprender a tocarlo. Cuando viajé a Perú pude conocer cómo se movía la marinera peruana a través de Lucho Gonzales que había sido uno de los guitarristas de Chabuca Granda. Conocí la música brasilera, cómo se movía el choro, la samba, la música de nordestina, las armonías de Jobim, la pulsión de João Gilberto, la guitarra. Ó cuando vas a Chile y aprendés la cueca; yo la pude apreciar y conocer muy de cerca por Álvaro Henríquez, que es un gran artista de rock, que aquí en uno de los Parra, no sé si fue Nicanor, le pasó exactamente el toque de la cueca y era impresionante ver cómo el chico podía manejar eso y me transmitió cómo tocarlo.
La música me gusta toda y en general no tengo ningún prejuicio en ese sentido. Así que te diría que el rock, primero es una palabra muy difícil de definir. Es un género muy difícil porque como decía Bowie, "El rock es una cultura.” Por lo tanto Oscar Wilde, escritor victoriano, también es rock, quiero decir, nacido en otra época. Mozart también sería el rock en cierto sentido. [Ríe] Así que más que un género musical, como dijo nuestro querido David, es una cultura.
Ahora quiero hablar de “Yo te Amo,” que es tu álbum número 20. Cuando empezaste tu carrera de solista, ¿te imaginaste llegar al álbum numero 20?
No, ni siquiera tenía pensado llegar a la esquina de mi casa, imagínate. Creo simplemente que soy una de esas personas afortunadas a quienes la música le ha permitido entrar en su casa. Por supuesto que eso no es gratis, no es sencillo, hace falta trabajo, tesón, deseo, ganas de conocimiento, deseo de conocimiento, estudio, en fin, muchas cosas.
En tu sitio web leí que el álbum es, lo voy a decir en inglés, “Dedicated to all who live in and with love,” (dedicado para todos los que viven en y con amor). ¿Qué significa esto para ti?
Es una manera budista o Ghandiana de dialogar, un disco dedicado a los que viven por y en el amor. El amor como una fuerza bienhechora, escapado del concepto del romance. El amor como solidaridad, el amor como piedad, el amor como humor, el amor como abrazo, como compañía, todo eso nos hacen mejores personas. Podría debatir esa idea a cualquiera.
Necesitamos mucho el amor ahorita…
Siempre lo necesitamos, lo que pasa es que no nos damos cuenta que el ser humano es muy vanidoso y muy engreído. Pensamos que tenemos todo dominado e incluso muchos nos damos el lujo hasta de ser cínicos e irónicos. Son todas posturas de una mosca haciéndole cosquillas a un elefante.
Cuando llegue la muerte se va a parar delante tuyo y te va a borrar en un dedo. Por eso digo en el trámite de la vida lo importante es el abrazo, la mirada, la cercanía, el polvo digo, no sé cómo se dice, si se comprende como tener sexo. Estar en contacto con nosotros, por supuesto sin perder los momentos de intimidad y soledad que son muy importantes. En la balacera que es la vida, solo nos queda abrazarnos y acompañarnos.
¿En la música es tu tema favorito el amor?
Yo creo que el amor es lo que más interesa, lo que no quiere decir que no sea fan de [Carl von] Clausewitz y conozca los tratados de la guerra o el arte de la guerra, que me interesa muchísimo también, pero creo que el amor es la materia más misteriosa e indefinible. Las materias utópicas son siempre las que más me han llamado la atención.
“Yo te Amo,” lo lanzaste en el 2013, pero no fue el único, también lanzaste otros dos más. ¿Estabas cansado al final del 2013?
Claro, ahí salió "El Sacrificio." "El Sacrificio" fue un álbum donde pude recopilar todas las canciones malditas que habían quedado fuera de otros álbumes más algunas nuevas, que también eran malditas. Porque me daba cuenta de que cuando intentaba poner alguna de esas canciones en algún álbum seguramente pensaba que el oyente iba a saltar a otra tema, o era que tenía ganas de escuchar posiblemente la historia de un asesinato, de disfrutar de todos los días. Le construí una casa a todas esas canciones malditas y allí estaban bien: se quieren, se repelen y se acompañan. “Sacrificio” es un álbum que me gusta mucho; también, paralelamente edito “Dreaming Rosario,” que es un álbum donde se exaltan las virtudes del amor. Hay una canción hermosa dedicada a mi hijo. Es un álbum romántico
En el 2014 llega “Rock and Roll Revolution,” un homenaje a Charly García, ¿qué significa para ti Charly García?
Como dice ahí en el álbum, es mi reserva moral, es un artista con quien tuve la suerte de poder atravesar el tiempo, conocerlo, y ahora ser su familia; pero nunca me olvido del artista que es, porque viste que uno cuando tiene mucha cercanía con algo ya te olvidás que es un genio o que es alguien superior, realmente en ese sentido. Tengo esas dos dimensiones con Charly, para mí es una persona fundamental en mi vida, ha estado en los momentos más importantes a mi lado, los buenos y los malos, es una persona de una lucidez que le he conocido a pocos en el mundo. Es un hombre brillante, inteligente, pícaro y audaz. Un compositor de esos que aparecen una vez cada 1,000 años. Te diría que es uno de nuestros Mozart del siglo XX y XXI. Y te diría que es un artista central cuando se trata del rock en español, la música en español y un poco la música del mundo; porque por esto te digo, también Charly cede un poco el escenario del rock en español. Él está en una dimensión musical, está en contacto con un montón de universos.
Quiero hablar por último de tu álbum más reciente, “La Conquista del Espacio,” ¿qué fue lo que inspiró el título de este álbum?
Qué difícil responderte, porque yo creo que siempre se activa mucho el inconsciente y la intuición cuando uno trabaja. Después empezamos a ver con Max Rompo, que fue el diseñador del arte del álbum, que “La Conquista del Espacio” era algo que estaba en todos lados, desde la conquista de la minifalda en el ‘78, hasta la búsqueda de los derechos de las mujeres, o la pelea por esos derechos, o ver cómo de un tallo se libera una flor, o ver cómo adentro de una célula, los protones y neutrones están peleando por ocupar el espacio, también la conquista del abrazo, el tema en un momento. Creo que “La Conquista del Espacio” es algo que se nos escapó de las manos, terminó siendo abarcador, como “El amor después del amor.”
¿Qué parte del proceso de producción disfrutaste más en este álbum?
Te diría de todos, ahora lo entendí, porque la primera parte fue como siempre me pasa, incluso ahora, fueron unos diez o doce días en un pueblito de pescadores en Brasil; me fui con Diego Olivero y un amigo, y ahí desarrollé un poco la células que tenía para elaborar las canciones. Fue incluso muy lindo, porque no siempre aparecen las cosas tan claramente y tan genuinamente; a veces el trabajo te lleva mucho tiempo. Simplemente aquí vacié las células que tenía en el teléfono, que he ido grabando durante el año, y cuando lo empezamos a desarrollar, en doce días teníamos el álbum compuesto, casi te diría, letra y música. Fue todo el proceso te diría, Jennifer, totalmente gozoso, una experiencia rara en la hechura de álbum porque siempre en algún momento aparecen complicaciones y te diría que aquí no existieron.
¿Qué has aprendido de ti como creador después de todos estos años haciendo música?
Que es muy necesario salirse del lugar y que es muy fácil quedarte cómodo con lo que conoces, pero eso tiene algo que ver con algo interior de uno. Recuerdo que un amigo poeta, Fernando Noy me decía, "Cuando más me gusto, cuando más me disfruto es cuando no me conozco". [ríe] Me parece que eso lo escribió esta persona y siempre pensé lo mismo que él, siempre sentí lo mismo … Por otro lado, sabiendo que las inevitables consecuencia del desarrollo de un estilo a través de los años, que no podés evitar, pero sí lo que puedo hacer es ir incorporando diferentes formas de un álbum, por ejemplo ahora por primera vez en algunas canciones que estamos grabando, no toqué el piano ni una sola vez. Posiblemente, es la primera vez que no va a haber piano en un disco mío.
¿Por qué?
Esas cosas digo, cómo animarte a hacer esas cosas.
Ya ganaste un Latin GRAMMY, ahora estás nominado para un GRAMMY, sé que será cumpleaños un día antes de los GRAMMYs ¿qué pasaría si ganas un GRAMMY por “La conquista del espacio”?
A ver, lo primero que te voy a decir es que voy a sentir una gran gratitud para con la gran escuela de música que son los Estados Unidos de América, con quien y donde me he formado, entre tantas músicas que he aprendido y curtido. Ya al ser nominado siento esto igual, como cuando llegás a una casa de alta música, como puede ser Brasil, México o Cuba, o cuando te aceptan en Chile, Perú o Uruguay, que te dan una palmada y dicen "Bienvenido, ahora sos parte de la familia". Yo creo que este premio es muy importante en mi vida porque son cosas que te van completando, yo tengo una gran relación íntima con la música de los Estados Unidos de América, hay algo de ida y vuelta que se produciría en ese premio que a mí me daría mucha satisfacción, mucho placer, pero te digo que ya estoy muy feliz y pleno con la nominación.